Fundamentos para una Estética de la Liberación

Fundamentals for an Aesthetic of Liberation

Alan Quezada Figueroa
Universidad de Guanajuato, México

Analéctica

Arkho Ediciones, Argentina

ISSN-e: 2591-5894

Periodicidad: Bimestral

vol. 3, núm. 23, 2017

revista@analectica.org

Recepción: 17 Enero 2017

Aprobación: 20 Junio 2017



DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.4291007

Resumen: Un lamento estruendoso, una mirada lacerante, un hedor extraño, un color oscuro y lenguas supuestamente primitivas, se manifiestan mediante un golpe de realidad que busca interpelar al sujeto enajenado que piensa en términos de pulcritud, de blanquitud y de analgésicos para la conciencia. Si se atiende al principio material de la Ética de la liberación (Dussel, 2002), se podrá pensar en la estética como un estadio necesario en la producción de las condiciones de liberación. Es decir, la estética en diferentes niveles, será la vía que marque el camino hacia la praxis liberadora. En esta primera nota comenzamos a hablar de cierta idea de la estética (ergo, del arte en su totalidad) como posible motor de la liberación del ser humano, teniendo en cuenta la palabra equivalente en toda cultura vigente, con los matices análogamente distintivos de cada una de ellas: latinoamericana, azteca, maya, quechua, aymara, etcétera.

Palabras clave: Estética de la Liberación, Filosofía de la Liberación, Latinoamérica.

Abstract: A terrifying lament, a lacerating gaze, an unusual smell, a dark color and supposedly primitive languages, are manifested through a reality check that seeks to question the stagnant subject that pays off in terms of neatness, whiteness and pain relievers for the conscience. If the material principle of the ethics of liberation is fulfilled (Dussel, 2002), one can think of aesthetics as a necessary stage in the production of the conditions of liberation. In other words, aesthetics at different levels will be the path that marks the path towards liberating praxis. In this first note we begin to speak of a certain idea of ​​aesthetics (ergo, of art in its entirety) as a possible engine for the liberation of the human being, taking into account the equivalent word in all current culture, with the equally distinctive nuances of each. one of them: Latin American, Aztec, Mayan, Quechua, Aymara, and so on.

Keywords: Aesthetics of Liberation, Philosophy of Liberation, Latin America.

Un lamento estruendoso, una mirada lacerante, un hedor extraño, un color oscuro y lenguas supuestamente primitivas, se manifiestan mediante un golpe de realidad que busca interpelar al sujeto enajenado que piensa en términos de pulcritud, de blanquitud y de analgésicos para la conciencia. Si se atiende al principio material de la Ética de la liberación (Dussel, 2002), se podrá pensar en la estética como un estadio necesario en la producción de las condiciones de liberación. Es decir, la estética en diferentes niveles, será la vía que marque el camino hacia la praxis liberadora. En esta primera nota comenzamos a hablar de cierta idea de la estética (ergo, del arte en su totalidad) como posible motor de la liberación del ser humano, teniendo en cuenta la palabra equivalente en toda cultura vigente, con los matices análogamente distintivos de cada una de ellas: latinoamericana, azteca, maya, quechua, aymara, etcétera. Aquí, un resumen de la obra de Enrique Dussel, reconocido por su trabajo en el campo de la Ética, la Filosofía Política, la Filosofía latinoamericana y en particular por ser uno de los fundadores de la Filosofía de la Liberación.

¿Qué facultad (unidad emotivo-intelectual) descubre los fenómenos originarios de lo que llamaremos "belleza"? Cuestión por demás ardua y que en el presente se pasa frecuentemente por alto para no entrar en equívocos que impedirían temas más urgentes y disputados en el presente cultural. Dicha posición de apertura de la subjetividad humana ante las cosas reales que nos rodean, corresponden a la "estética": la apertura al mundo descubriendo lo "bello" de las cosas reales o imaginarias, del mundo real o de las creaciones inmateriales con la música.

En la historia mundial, en todas las culturas cada campo estético desarrolló distintas reglas, ritmos, formas, estructuras, armonías, contrastes que no eran las mismas en todas las culturas, hasta desarrollar un gusto y las normas estéticas de las obras, que serán determinadas desde el horizonte histórico de las culturas.

Por ejemplo, el romanticismo alemán intentó mostrar la prioridad de la estética sobre la ética, enseñando que por la estética el ser humano puede cumplir las exigencias de la razón práctica, la felicidad, la perfección del bien y la justicia (relacionando así la Crítica de la razón práctica con la Crítica del juicio, pero dando prioridad a la segunda). Otros movimientos, en cambio, dan prioridad a la razón ética, política o económica y sitúan la estética como un medio de realizar la justicia o un mejor orden futuro histórico-político. Se trata de una elección desde una última instancia: estética o práctica (y entre esta, la ética, la política, las economías, etcétera).

Es fácil demostrar ejemplos en los que el campo económico tiene prioridad sobre la estética. En el capitalismo, la belleza diseñada de la mercancía que se expone en el mercado es ya un buen ejemplo. La mercancía diseñada por artistas (la moda del vestido, de los instrumentos, etc.) encandila al posible comprador (despierta un sentido estético deformado por la propaganda), y parece embellecerse al sujeto mismo que usa un bello auto. La mercancía alcanza mayor precio si es bella dentro de la lógica de la moda. La moda es una intervención económica-estética en el mercado que da mayor valor de cambio a la mercancía en tanto es signo de diferencia para el que porta (como vestido) o usa (como auto) dicho instrumento. La persona que tiene la ropa "última moda" es valorada como superior, según la escala de valores de la sociedad capitalista.

Cada una de esas cualidades de las cosas constituye, por su parte, campos diversos. Así podemos hablar de un campo visual del color y la forma, del campo auditivo del sonido, del campo del olfato, y otros muchos campos. La estética podrá, así, especializarse en estos diversos campos de las cosas reales en cuanto bella: la belleza del color, del perfume, del sonido, etcétera. Los diversos aspectos de la estética física o natural (forma, color, sonido, olor, etc.) se desarrollan en una estética cultural que, partiendo de la propiedad física subsumida como bella en el mundo, la despliega para constituir un fenómeno humano donde la belleza alcanza nuevos modos de su manifestación. Pasamos de una supuesta belleza física o natural, a la belleza propiamente humana. El canto del gallo ante la aurora es el inicio de un proceso que culmina en el canto del ser humano desde las primeras comunidades del homo sapiens.

Del mero habitar la caverna encontrada en la naturaleza, se desarrolla como hogar construido, como arquitectura; el mero comer se convierte en el arte culinario; el sonido de las cosas y el canto de los animales se componen como canciones o como música; el simple olor de las cosas como el arte perfumario producido culturalmente17; el desplazarse en el caminar, correr expresan ahora la alegría cultural como danza; los signos comunicativos se desarrollan como lenguaje, como escritura, como poesía, como literatura; la mera copulación animal, que sin embargo tiene sus reglas propia, como el rito erótico cultural; etcétera. La estética natural se transforma en la estética cultural, humana, histórica, que desarrolla al infinito, en los diversos campos estéticos.

El simple hecho de que la estética es ejercida como una experiencia humana en el mundo determina inevitablemente la acción transformadora que permite modificar la realidad. La "cosas reales" modificadas por la producción, por el trabajo, por la intención e intervención transformadora de lo humano y su naturaleza transformadora y transformada en cultura es la humanización de la naturaleza. La intervención transformadora (el cambiar físicamente las cosas naturales en cosas con sentido o culturales) abre, entonces, un nuevo horizonte inexistente antes de la aparición del ser humano.

En lo cultural, la estética juega un papel fundamental, si bien la estética es determinada culturalmente, como puede observarse en una historia mundial de la estética de las culturas. Pero si esta estética determina un gusto o preferencias en el juicio de las cosas como bellas (y su contrario), en las obras de arte no hay solamente un productor de un ente estético que desarrolla la mera estética natural, sino que hay una comunidad, una historia cultural. La belleza es una nota de todo producto cultural, el campo estético va extendiéndose y penetrando en todos los campos de la existencia humana.

Kant expresa en "La crítica del juicio" que la obra de arte es un modo de representación que estimula la cultura de las fuerzas espirituales para la comunicación social, que exige en el espectador el "juicio de gusto", pero que tiene por causa creativa la imaginación como facultad productiva del genio.

El África oriental es ciertamente el lugar del origen del homo, y del homo sapiens. La rudimentalidad del tambor, en cuanto instrumento, habla de una simplicidad en la que lo natural ha pasado a ser cultura casi sin modificación formal mayor de esa mediación producida ex profeso. Sin embargo, la potencialidad estética de ese tan simple instrumento conmueve profundamente al ser humano, junto al ritmo, al relato cultural y mítico que lo acompaña, a la danza y a tantos otros componentes como eventos de celebración humana, donde el tambor es solo un momento, que expresa como música un momento estético pleno, profundo. Aquí no podemos entrar en toda la complejidad empírica de esta cuestión. Solamente queremos indicar que la obra de arte es el fruto cultural, histórico del crecimiento de la estética, tanto en quien produce la música como en quien la oye y se conmueve.

Así, la naturaleza se transforma en cultura. La Tierra, de pronto, se ha humanizado, y el diseño comienza a intervenir en todos los ámbitos de la producción humana (desde un libro, un tenedor, una ropa, un auto, etcétera): sería la estetización de todo instrumento material y simbólico cultural.

Son los principios críticos ético-políticos los que definirán la diferencia entre una estética del sistema vigente como dominación, de la estética de los dominados o excluidos como Estética de la Liberación. Por lo general, las estéticas vigentes son las de los grupos (cultos), clases (burguesía en la modernidad), culturas dominantes (eurocentrismo estético).

Los diversos campos de la cultura y el arte (la pintura, la arquitectura, la música, la danza, la literatura, el cine como medio masivo estético) son elementos factibles de descolonizar. Pero "liberar" indica otro paso, es crear la nueva obra de arte, la nueva estética. Por lo tanto, nos enfrentamos al momento creador del nuevo momento estético.

La estética tiene reglas comunitarias, históricas. No es un mero querer autoritario, sino un querer comunitario que produce la obra de arte. En la llamada Edad Media europea, en las catedrales góticas el pueblo rememoraba, esculpidas en los retablos y los bajo relieves, las historias que todos conocían. Era la obra de arte que reafirmaba a la comunidad en su identidad. Lo mismo acontecía en todos los grandes monumentos artísticos de la humanidad.

La modernidad arrebató a los pueblos la capacidad de su auto-expresión, y en la colonialidad estética (que a todo lo uniforma) se ocultó lo propio de cada una de las culturas y se exaltó una estética pretendidamente mundial, occidental y eurocéntrica. La fetichización de una cultura y su estética (la europea norteamericana) ha producido así la muerte de otras estéticas, que renacen, sin embargo, de entre las cenizas que se han mantenidos vivas debajo del fuego colonizador.

Dado un sistema mundial iniciado en 1492 donde la modernidad ha pasado por ser el sistema vigente estético hegemónico que se afirma ante todos y, ante todo, debe ser confrontado por el mundo estético colonial, lo negado después de siglos. Cuando entra en un estado de rebelión, niega la estética moderna y comienza un movimiento descolonizador, que se cumple en todos los niveles, para llegar a ser creador, emerge una nueva experiencia de la estética que se debe expresar en una revolución al nivel de las obras de arte en todos los campos, superando así el fetichismo de la belleza moderna e inaugurando la irrupción de diversas estéticas que comienzan a dialogar en un pluriverso donde cada cultura dialoga y aprende de las otras.

Esta una nueva filosofía estética descolonizada, esta nueva historia regional y mundial de la estética; como áisthesis (es decir, como subjetividad que elabora nuevos gustos y reglas para la interpretación estética), y como obras de arte (incluyendo también sus respectivas reglas, instrumentos, teorías de su producción, desarrollo de la crítica estética tan esencial para el arte) debe cruzar tanto el campo estético con el campo técnico o productivo, para verse involucrado ineludiblemente en la descolonización y liberación no solamente de la existencia humana cotidiana y concreta, en su estilo de vida, sino también en su forma de pensar, en su lógica y en su manera de verse a sí mismo en el mundo.

Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
HTML generado a partir de XML-JATS4R