Collar de Perlas Chino: Una herramienta geopolítica

Chinese Pearl Necklace: A geopolitical tool

Elia Xiomara Medina Rosete
Universidad Anáhuac Puebla, México

Analéctica

Arkho Ediciones, Argentina

ISSN-e: 2591-5894

Periodicidad: Bimestral

vol. 6, núm. 40, 2020

revista@analectica.org

Recepción: 07 Enero 2020

Aprobación: 22 Abril 2020



DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.4296245

Resumen: Indudablemente, la República Popular de China ha tomado un papel cada vez más relevante en lo que concierne al sistema internacional y la configuración del mismo, pues sería absurdo negar el poder militar, político y, sobre todo, económico que ha ido adquiriendo en lo que va del siglo XXI, más aún con el papel líder en el comercio internacional que recae sobre este Estado. Lo anterior ha tomado impulso gracias a la actual administración a cargo de Xi Jinping quién se ha caracterizado por buscar, a la vez que asegurar, zonas de influencia haciendo uso de la geopolítica, aplicando estrategias ambiciosas de índole expansionista. El mandatario, tras su nombramiento, afirmó que para hacer posible el sueño chino debía «lograr un país rico y poderoso, la revitalización de la nación y la felicidad del pueblo». Palabras que resumen perfectamente los objetivos que pretende alcanzar desde el inicio de su periodo presidencial en el 2013 (William, 2014).

Palabras clave: China, geopolítica, Asia-Pacífico.

Abstract: Undoubtedly, the People's Republic of China has taken on an increasingly relevant role with regard to the international system and its configuration, since it would be absurd to deny the military, political and, above all, economic power that it has acquired in what It is the 21st century, even more so with the leading role in international trade that falls on this State. This has gained momentum thanks to the current administration led by Xi Jinping who has been characterized by seeking, as well as ensuring, areas of influence using geopolitics, applying ambitious expansionist strategies. The president, after his appointment, affirmed that to make possible the Chinese dream he had to "achieve a rich and powerful country, the revitalization of the nation and the happiness of the people." Words that perfectly summarize the objectives that he intends to achieve since the beginning of his presidential term in 2013 (William, 2014).

Keywords: China, geopolitics, Asia-Pacific.

Indudablemente, la República Popular de China ha tomado un papel cada vez más relevante en lo que concierne al sistema internacional y la configuración del mismo, pues sería absurdo negar el poder militar, político y, sobre todo, económico que ha ido adquiriendo en lo que va del siglo XXI, más aún con el papel líder en el comercio internacional que recae sobre este Estado.

Lo anterior ha tomado impulso gracias a la actual administración a cargo de Xi Jinping quién se ha caracterizado por buscar, a la vez que asegurar, zonas de influencia haciendo uso de la geopolítica, aplicando estrategias ambiciosas de índole expansionista. El mandatario, tras su nombramiento, afirmó que para hacer posible el sueño chino debía «lograr un país rico y poderoso, la revitalización de la nación y la felicidad del pueblo». Palabras que resumen perfectamente los objetivos que pretende alcanzar desde el inicio de su periodo presidencial en el 2013 (William, 2014).

Como parte fundamental de su agenda se encuentra la Nueva Ruta de la Seda (NRS), la Ruta de la Seda del siglo XXI, la Belt and Road Initiative (BRI), o One Belt, One Road (OBOR), toda esa variedad de nombres hace referencia al proyecto más polémico y representativo de las ambiciones e intereses chinos, mismo que será el punto central del presente trabajo, puesto que ilustra perfectamente una geo-estrategia tanto política como económica.

Lo anterior, de cierta manera, tomó como base un proyecto creado por la Organización Mundial del Turismo (OMT) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) llamado igualmente Ruta de la Seda, que pretende elevar el turismo en Asia central y proteger el Patrimonio Cultural Universal, principalmente (Izquierdo, 2019).

Se incorporó como un sitio cultural inscrito en la lista del Patrimonio Mundial en el 2014, dicha ruta la conforman grandes secciones de lo que fue la Antigua Ruta de la Seda, que en su momento sirvió para establecer un nexo entre numerosas civilizaciones y propiciar intercambios de prácticas comerciales, creencias religiosas, conocimientos científicos, innovaciones técnicas, usos culturales y expresiones artísticas, de ahí emana la importancia de preservarlo. Es debido a lo anterior, por lo que la Ruta de la Seda se diferencia del OBOR, puesto que, mientras el primero se planeó desde los años ochentas con un motivo estrictamente cultural y turístico, el segundo es reciente, se agarró de la fama del anterior y es totalmente un proyecto con visión estratégica.

Para empezar el One Belt, One road fue presentado oficialmente en 2015 por el Consejo del Estado de China mediante la dependencia de la Comision Nacional para el Desarrollo y Reforma, que hizo público el Plan de Acción Oficial para el desarrollo de las Rutas de la Seda terrestre y marítima, a menudo es explicada como un proyecto de integración logística e incluso cultural y sostenible entre Occidente y China, tiene en sus orígenes tintes geopolíticos, expansionistas y elevadas ambiciones (OMT, 1994).

Dicha ruta consiste en ser una cadena de puertos comerciales y bases militares navales para asegurar, a grandes rasgos, el dominio chino marítimo sobre Asia-Pacífico, llegando al Mar Mediterráneo, tocando África, y gran parte de Eurasia. Lo que claramente refleja el deseo de China por; ser el centro de Asia y de paso el centro del mundo, algo que siempre ha estado latente en su cultura, ya que tradicionalmente se han denominado a sí mismo como el «país del centro», la intención de hacer relaciones amistosas con otros Estados frenando así a Estados Unidos de América (EE. UU), asegurar el aprovisionamiento de materias primas y energía, así como desarrollar sus propias infraestructuras logísticas en todo el mundo.

Es una red que une continentes, océanos, regiones, países, ciudades, organizaciones internacionales y regionales, instituciones financieras y tratados multilaterales y bilaterales ya existentes y nuevamente creados, yendo más allá de las fronteras nacionales y delimitaciones geográficas (Müller-Markus, 2016). Es una norma de cooperación dentro del sistema mundial que involucra a cerca de 60 países, el 75% de las reservas energéticas conocidas en el mundo, el 70% de la población mundial y generaría el 55% del PIB mundial (Pacífico, 2017).

Además, el proyecto engloba una amplia variedad de temas como finanzas, ciencia y tecnología, fomenta el intercambio cultural y académico, el diálogo entre partidos políticos, parlamentos y Organizaciones No Gubernamentales, entre otros. Se considera un plan abierto e inclusivo que promueve la apertura, la comunicación y la integración entre países, sus objetivos oficialmente consisten en; mejorar las infraestructuras de transporte, energía y telecomunicaciones en Asia; desarrollar la coordinación de políticas económicas; eliminar obstáculos al comercio; y fomentar las relaciones culturales. Los valores fundamentales de los que se compone, los mismos definidos por el oficialismo chino como los “Cinco Principios de Coexistencia Pacífica” son:

  1. 1. respeto mutuo a la soberanía e integridad territorial;
  2. 2. acuerdo mutuo de no agresión;
  3. 3. acuerdo mutuo de no intervención en los asuntos internos;
  4. 4. igualdad y el beneficio mutuo;
  5. 5. coexistencia pacífica (Müller-Markus, 2016).

Dentro de lo que se denomina la estrategia China OBOR, se deben distinguir dos ámbitos geográficos: uno terrestre y otro marítimo. ­­-One Belt- se refiere a la franja o cinturón terrestre, que es el ámbito geográfico divisor de China con respecto a Europa, a través del cual se pueden establecer distintos itinerarios, ya sea por Rusia, por Asia central o por el golfo Pérsico. Y la ruta marítima -One Road- une China con Europa y también con África a través de Singapur-Malasia, el océano Índico, el mar Arábigo y el estrecho de Ormuz. Este último punto requiere la instalación de bases militares y logísticas por todo el mundo, en particular en el Índico y el Pacífico, lo que lo hace de gran relevancia geoestretégica marítima. China explica los dos ya mencionados ámbitos como rutas comerciales, pero en realidad son zonas donde defiende sus intereses mediante negociaciones con otro país, abriéndose paso, dejando presencia, y frenando a EE.UU (Ortega, 2015).

Es claro el deseo de China de conquistar el mundo por medio del mar, y para hacerlo, no quiere depender de una sola salida en un contexto de conflictos territoriales con fuerte presencia estadounidense, pues el 80% de las importaciones energéticas chinas pasan por el estrecho de Malaca. Con este fin, diversifica sus rutas y socios comerciales, abriendo nuevos mercados de consumo para productos que no encuentran cabida en el saturado mercado doméstico. Al mismo tiempo, garantiza el abastecimiento de energías y materias primas, indispensables para la estabilidad económica y social del país. Por último, amplifica su estructura logística y construye una red de comercio sino-céntrica. Por un lado, le permite desarrollar las regiones en el interior del país, haciendo frente a los conflictos sociales y a las migraciones internas. Por otro lado, China pareciera aportar a la estabilidad en las regiones conflictivas a lo largo de la ruta (Xinjiang, Afganistán, Pakistán), y consolidar una red de transporte segura que le permita seguir comerciando con la Unión Europea, destino final y socio comercial más importante para China (Ortega, 2015).

Los tres instrumentos para la financiación del proyectos son: el Asian Infrastructure Investment Bank (AIIB, por sus siglas en inglés), Silk Road Fund y el New Development Bank, el primero es un arma geoeconómica comprometedora puesto que, desde que empezó a operar a inicios de 2015 ha sido un dolor de cabezas para EE.UU , pues mientras Washington ha intentado cerrar las negociaciones con Europa sobre el Tratado Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) por más de dos años, los estados Europeos se tomaron solo unos meses en unirse al AIIB, que ya cuenta con 57 miembros potenciales, donde EE.UU obviamente no figura. La percepción de Washington de esta institución financiera es una amenaza para los bancos de desarrollo multilaterales existentes y que pone en cuestión la hegemonía americana. Siendo China el mayor accionista (26% de los derechos de voto), el AIIB cuenta con un capital de 100.000 millones de dólares, que equivale a dos tercios del capital del Banco de Desarrollo Asiático y a la mitad del Banco Mundial. Adicionalmente, Beijing creó en 2014 un fondo de inversión estatal, el “Silk Road Fund”, con un capital de 40.000 millones de dólares, destinados a inversiones de One Belt, One Road (William, 2014). China sostiene que dichas instituciones financieras no pretenden reemplazar a las existentes, sino complementarlas y colaborar con ellas para un beneficio mutuo (Izquierdo, 2019 ). Lo anterior da la impresión de que a medida que las inversiones y el comercio con Europa crezcan, también lo hará la influencia de Beijing sobre las políticas europeas. Un movimiento geopolítico y geoeconómico por medio de un mismo instrumento.

Para lograr que la industria desarrolle una cadena de suministro, en lo que puede considerarse una guerra logística con Occidente, se han planteado los siguientes objetivos tanto tácticos como estratégicos. Entre los primeros China trata de:

  1. 1. reactivar su PIB,
  2. 2. conseguir liquidez para la construcción de infraestructuras,
  3. 3. reequilibrar las desigualdades regionales internas y
  4. 4. ocupar el exceso de capacidad industrial.

En los estratégicos se planea:

  1. 1. fortalecer el yuan,
  2. 2. reducir su dependencia energética y
  3. 3. ampliar su poder geopolítico internacional (William, 2014).

“Divide y vencerás” es una frase de dudoso orígen pero comunmente aplicada a las relaciones de poder, en este caso, esas tres palabras resumen la actividad que ha desarrollado China mediante el OBOR en lo que concierne a Europa, pues un elemento crucial es la plataforma económica “16+1” entre China y 16 estados de Europa Central y del Este, para construir y modernizar infraestructuras de transporte, incluyendo autopistas, redes ferroviarias, aeropuertos y puertos marítimos (Müller-Markus, 2016). Dicha plataforma se lanzó a disgusto de la Unión Europea, que no fue consultada en el asunto previamente, aprovechandose China de las diferencias internas del continente europeo, la falta de comunicación entre ellos, constantes competencias, crisis políticas, sociales y económicas, que los vuelve vulnerables, esperanzados a que las inversiones chinas solucionen los problemas, lo cual se asemeja al caballo Troyano, por donde pretende introducir políticas y valores chinos en el corazón de Europa. Si se analiza detenidamente, se puede percibir el afán chino por dominar heartland, desde rimland que se refiere al cinturón exterior relevante dado que tiene todas las salidas marítimas, teoría de Nicholas Spykman, que le asigna la importancia a los paises que conforman el borde de entrada a Eurasia, mismo que China se propone controlar con el OBOR.

En 2016, se firmó el tratado de privatización de El Pireo, donde se compra del 67% del mayor puerto griego por parte de la compañía estatal, China Ocean Shipping Company (COSCO), por valor de 368,5 millones de euros, otrogando el libre paso hacia la “Perla del Mediterráneo”, China se ha comprometido a invertir por lo menos 350 millones de euros durante los próximos diez años en el puerto, adicionalmente a los 200 millones de euros ya invertidos en las dos terminales de contenedores operadas por COSCO bajo una concesión de 35 años (RTVE, 2016). Los centros logísticos en las terminales portuarias facilitan la distribución de los productos chinos, como Huawei, y su entrada al resto de Europa. Además, la planificada construcción de un tren de alta velocidad desde Atenas hasta Budapest, vía Skopje y Belgrado, es decisiva para enlazar el comercio entre Europa Central y Asia a través de Grecia y los Balcanes (RTVE, 2016).

Con los dos casos previos, la teoría naval propuesta por Alfred Mahan se ve aplicada por parte del gobierno chino, pues se plantea que, si se dominan los mares, se domina todo, lo que se llama poder naval, que va más allá de instalar flotas mercantiles, sino, militares, asegurar el comercio por lo tanto la economía y la seguridad en el aspecto militar, ambas cosas sustanciales para un país se logran si se controlan los océanos, la geopolítica recae ahí. Los métodos chinos están bajo esa visión, lograr controlar casi los océanos da fortaleza, porque se controla quién, cuánto o qué entra y sale en un mundo globalizado que se derrumbaría, principalmente, sin comercio internacional. Las conexiones tanto terrestres como marítimas, son vías de entrada, que abren paso a la influencia china. Una de las consecuencias de la estrategia OBOR, China está consiguiendo crecer muy rápidamente en el sur de Asia, el Próximo Oriente y en África. De hecho, China está desarrollando grandes puertos en más de 14 países en esta región, infraestructuras de telecomunicaciones para móviles en al menos 17 países y carreteras o ferrocarriles en otros 19 países. Al mismo tiempo está consiguiendo aumentar el endeudamiento que estos países han contraído con China, aumentar su influencia política y reducir su dependencia de Occidente (Alonso, 2017).

La estrategia OBOR en esta zona ha sido solo el primer paso, le sucede la presencia naval permanente en el océano Índico, las instalaciones en Yibuti y una creciente red de inteligencia. Mientras tanto, y como consecuencia de la inestabilidad en la región, la probabilidad de intervención unilateral por parte de China en los conflictos locales aumenta. Y al mismo tiempo, se favorece la posible cooperación militar con los países de la región. China pretende expandir su influencia y defender sus intereses para convertirse en una potencia más decisiva en el orden internacional. Además, lo está haciendo mediante el cambio de las normas y reglas de gobernanza mundiales tratando de lograr un sistema internacional nuevo, que sustituya al constituido por Naciones Unidas, los Estados y el resto de las Organizaciones Internacionales. Su último objetivo consiste en lograr la autonomía estratégica y la vía para conseguirlo de manera más rápida es bordeando el sistema internacional (William, 2014).

Dado lo anterior, se puede concluir que One Belt, One Road se presenta como la alternativa china al modelo de Occidente que hasta ahora había dominado el mundo. No cabe duda de que EE. UU está siendo reemplazado como primera economía mundial y está perdiendo su hegemonía política ante el dominio de China, país que la está ganado debido a que: impone las reglas, establece relaciones de confianza, da herramientas que garantizan seguridad económica de cierta manera, en síntesis, busca obtener y mantener un control de toda Eurasia, África y por el otro extremo, alcanzar a Latinoamérica. Lo anterior se refuerza gracias a las reacciones por parte de los más fieles aliados de Washington en Europa, como Londres y Berlín, al unirse a la iniciativa de OBOR sin vacilar y a pesar de la oposición estadounidense, China propone crear junto con Europa un nuevo orden internacional económico y financiero.

Pese a su aparente ventaja, China ha comenzado a considerar a India como un rival al que tener en cuenta (Arancón, 2014). La ubicación de este país y su potencial son obstáculos muy importantes para los intereses geoestratégicos de Pekín, ya que, al igual que países como Indonesia, Vietnam o Estados Unidos podrían poner en graves aprietos la circulación naval en el punto de chequeo del estrecho de Malaca, India podría hacer lo mismo en distintos puntos de la ruta china por el Índico. Tal es así que desde Nueva Deli también han comenzado a desarrollar una estrategia similar a la del collar de perlas, tanto para asegurar sus propias rutas como para escapar del cerco chino y obligar a Pekín a pensárselo dos veces si quisiese ahogar económica o geopolíticamente a India (Arancón, 2014).

El comportamiento chino aplica de cierta manera la Geopolítica Clásica, donde se toma al Estado como un organismo vivo que tiende a crecer por si mismo y a diferenciarse de otros, según el geógrafo alemán Friedrich Ratzel. En este caso, China toma lo clásico y lo aplica en tiempos modernos, se encuentra en expansión, tanto comercial como político como económico, cuyo objetivo es la conquista del " espacio vital", que lo posicionarán como un hegemón fuerte. Resulta curioso que a pesar del perfil comercial y diplomático que el Gobierno chino transmite con una iniciativa como ésta, su presencia estratégica-militar en el Mediterráneo, observada de cerca por EE.UU, sea un determinante que altere y genere nuevas teorías geopolíticas junto con nuevas estrategias, pues china dejó atrás la opción de conquistar con tropas, ahora se conquista por medio del lazos económicos, compras o inversiones en el Estado que sea de interés , ahora para obtener poder se hace mediante el control comercial, algo así como “Conquistas comerciales” y en eso China, ha sido experto, sus productos han llegado a los lugares más lejanos, han envuelto a todo el mundo bajo su manta comercial, la producción y sus inversiones van en aumento.

En la actualidad, el comercio es poder. Y OBOR es un megaproyecto, la más grande arma geopolítica que busca cumplir el Sueño Chino de una Gran Nación dotada de estabilidad, prosperidad y armonía. Tanto las divisiones y diferencias de Europa, como las polémicas y negativas actitudes del presidente Donald Trump, la guerra comercial, y la gran capacidad económica de China, son algunos elementos que se están aprovechando, y que ponen el escenario ideal para que China, mediante su expansión comercial, trate de cambiar las normas de gobernanza mundial para intentar así dominar el mundo.

El mundo está en constante cambio, los Estados han optado por una variedad de herramientas para lograr sus intereses, hay nuevas maneras de establecer relaciones de poder como negociaciones, tratados, alianzas, y cooperación comercial, los recursos de poder se multiplican como, por ejemplo; los medios de transporte, de comunicaciones, capacidades tecnológicas, los factores sociales, culturales, económicos, políticos, toman igual relevancia y se vuelven determinantes para ejercer poder. China está consciente de todo ello, ha abierto su economía y política al exterior para tomar el lugar de líder, no solo a escala regional, la visión es global, lo está llevando a pasos agigantados, todo indica que el futuro dependerá de ellos, pero se debe tener precaución con cada movimiento, porque nada quita la posibilidad de que el ascenso de China tengo como efecto que EE. UU, Rusia y la Unión Europea encuentren intereses comunes, que, si bien es difícil, no está de más considerar. Se aspira a que dicho collar de perlas deje más que ganancias económicas, ganancias diplomáticas, que sea la puerta de entrada que lleve a la potencia asiática a Occidente, por todo lo ya mencionado se puede afirmar que la herramienta OBOR se caracteriza por ser amplia, llamativa, desafiante, compleja, pero sobretodo, marca un antes y un después en la historia de la geopolítica. Un cinturón y un camino tendrán como resultado, el resurgimiento de un hegemón mundial, mucho más prometedor.

Bibliografía

Alonso, N. (2017) China aumenta su influencia en Latinoamérica ante la falta de estrategia de EE UU. El País .

Arancón, F. (2014) https://elordenmundial.com/. Obtenido de El Orden Mundial : https://elordenmundial.com/el-collar-de-perlas-chino/

Izquierdo, J. d. (2019) La estrategia global de China para defender sus intereses. Insituto Español para Asuntos Estratégicos.

Müller-Markus, C. (2016) One Belt, One Road: el sueño chino y su impacto sobre Europa. Barcelona Centre for International Affairs: CIDOB.

OMT (1994) https://www.e-unwto.org/. Obtenido de Declaración de Samarkanda sobre el turismo en la ruta de la seda: https://doi.org/10.18111/unwtodeclarations.1994.04.01

Ortega, A. (2015) The New Silk Road: grand geopolitical engineering. Obtenido de Real Instituto El Cano: https://blog.realinstitutoelcano.org/en/the-new-silk-road-grand-geopolitical-engineering/

Pacífico, F. C. (2017) https://funpacifico.cl. Obtenido de Fundación Chilena del Pacífico : https://funpacifico.cl/one-belt-one-road-2/

RTVE (2016) Atenas vende el Puerto de El Pireo al gigante estatal chino COSCO por 368 millones. radio y televisión española. Obtenido de http://www.rtve.es/noticias/20160408/atenas-vende-puerto-pireo-gigante-chino-cosco-368-millones/1333648.shtml

William, C. (2014) theasanforum.org. Obtenido de The Asan Forum: http://www.theasanforum.org/what-can-the-china-dream-do-in-the-prc/

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