Bartolomé de las Casas y su crítica de la modernidad
Resumen
Primero queremos establecer la distinción entre lo que supone una crítica de la modernidad de una crítica a la modernidad. Vale una brevísima demostración filológica: en la “crítica de la modernidad” la preposición que une es de, la cual denota pertenencia; en contraste, la “crítica a la modernidad” la preposición que une es a, la cual denota el modo de la acción. Pero más peso tiene la distinción política y ontológica. Para bien o para mal, todos somos hijos de la modernidad, la crítica política y ontológica depende de dónde nos ubicamos con respecto a esta. La crítica de la modernidad emana de ella, desde la posicionalidad del ser, así se demuestra que la modernidad tiene la capacidad de auto-crítica, ya sea para culminarse, como diría Jürgen Habermas. En cambio, la crítica a la modernidad emana desde la exterioridad, desde la posicionalidad del no ser. La crítica en ambos sentidos es compleja y no hay una manera rígida de distinguir exactamente la una de la otra, muchas veces se alimentan complejamente entre sí. La precisión del lenguaje mucho aportará a la crítica si la queremos hacer conceptualmente sustantiva. Veremos sucintamente las afirmaciones de Enrique Dussel (2007) e Immanuel Wallerstein (2007) sobre la crítica de la modernidad y el universalismo de Bartolomé de las Casas.
Referencias
Barrera, T. (2014) Bartolomé de las Casas. Brevísima relación de la destrucción de las Indias. 2 ed. Madrid: Alianza.
Dussel, E. (2007) Política de la liberación. Historia mundial y crítica. Madrid: Trotta.
Wallerstein, I. (2007) Universalismo europeo: el discurso del poder. México: Siglo XXI.