Marx, México y las autodefensas
Resumen
Aunque hoy a Karl Marx se le ve como una especie de Santa Claus que escribió cuentos divertidos sobre el capitalismo, él era un hombre de acción. Luego de que sus camaradas intervinieran en la revolución de 1848-49 en Alemania, los felicitó en una circular. Su Liga de los Comunistas había “justificado plenamente su existencia”. Las ideas del grupo, que antes sólo vivían en “en reuniones secretas y en escritos clandestinos son ahora del dominio público y se predican en esquinas y plazas públicas”. En ese contexto, a Marx ahora le preocupaba que el proletariado movilizado cayera bajo la influencia política de fuerzas ajenas a las suyas. Su conclusión era tajante: “la independencia de la clase trabajadora debe ser restablecida”. Para lograrlo, además de medidas organizativas básicas y otras no tanto, como el lanzamiento de candidaturas comunistas en las elecciones, Marx sugería algo más: “El armamento de todo el proletariado con fusiles, cañones y municiones debe ser realizado en el acto […]. Bajo ningún pretexto darán sus armas y equipos, y todo intento de desarme debe ser vigorosamente resistido.” Sólo así podría abrirse una ruta que facilitara una reinvención comunista del Estado y la propiedad.
DOI: 10.5281/zenodo.3905357