El espacio como protagonista. Caleidoscopio fronterizo del migrante latinoamericano desde el tiempo presente
Resumen
Partiendo de la premisa de que el cine es “el registro y reproducción visual de la realidad en su movimiento” (Rojas, 2000: 15), podemos comprender el proyecto que dio vida a la cinematografía como el intento de capturar la esencia del movimiento, nutrirse de lo visual y lo sonoro, reunir lo espacial y lo temporal del modo más documentalista y realista posible, como lo intentaban el ballet, la ópera, los títeres, la danza y el teatro. No es de sorprender, el cine nació en pleno siglo XIX, el apogeo del pensamiento burgués positivista con su cientificismo empírico. Con los albores del siglo XX, el cine fue sobradamente influido por las escuelas artísticas del impresionismo, el expresionismo, el simbolismo y el futurismo; así como por las demandas del público por color y sonido. Una vez coloreadas las películas (hacia la década de 1910), y superando el temor de que la sonorización arruinara la imagen en movimiento, en 1927 se pasó de lo visual a lo audiovisual. Se trascendieron los “retratos de la realidad” a efectos emocionales; se abandonó la veracidad objetiva para investirse de lo sensorial.